Previene el síndrome del edificio enfermo controlando los niveles de CO2

 

El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es causa de un conjunto de molestias originadas por la mala ventilación y la descomposición de temperaturas, entre otros factores, que produce una serie de síntomas muy variados.

El nombre puede llegar a confundirnos ya que no hace referencia a una enfermedad que deteriora al edificio sino a sus habitantes. Hasta al momento hay pocos estudios pero a raíz de un incidente en las oficinas de Gas Natural ocurrido en 2007 se han tomado más medidas y entidades como el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSH) y la Asociación Catalana de Empresas Especialistas en Síndrome del edificio enfermo (ACESEM) ofrecen material para conocer más sobre este caso. En las oficinas de Gas Natural, 150 empleados presentaron lipoatrofia semicircular, una afección que provoca una alteración de la grasa subcutánea haciendo hendiduras en la piel. Los médicos han afirmado que son infecciones de poca gravedad y reversibles, cuando desparecen los síntomas.

Puede suceder tanto en edificios nuevos como de nueva reforma. La arquitectura actual, sobre todo en el ámbito de oficinas, suelen ser estructuras bastante herméticas y con poca ventilación, algunas incluso sin poder abrir las ventanas. El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene (INSH) en el Trabajo recoge las características más comunes de estos edificios, como por ejemplo un sistema de ventilación forzado y con la recirculación parcial del aire o la renovación de este en lugares inadecuados. Son también edificios de construcción ligera y barata.

Además, hay otros factores que también pueden sumar a este padecimiento. Por inverosímil que parezca, los muebles tienen compuestos como formaldehído o polvos y fibras, entre otros, que afectan negativamente a nuestra salud. También los materiales de oficina como las fotocopiadoras desprenden gas ozono. El entorno exterior, como el trafico y la contaminación de los coches, pueden agravar la situación. Todos estos factores pueden conllevar a formar el ambiente perfecto para que el Síndrome del Edificio Enfermo se reproduzca. Por todo ello, es aconsejable realizar un análisis del aire regularmente para mantener unas condiciones favorables en todo momento.

 

Como prevenir el síndrome del edificio enfermo, y mejora la calidad del aire

 

¿Cuáles son los síntomas del Síndrome del edificio enfermo?

Los síntomas de este fenómeno pueden ser varios. La OMS afirma que cuándo el 20% de los ocupantes de una estructura presentan síntomas entonces se trata de un caso de Síndrome del Edificio Enfermo. Los más comunes son:

• Irritaciones de ojos, nariz, garganta,
• Sensación de sequedad en membranas mucosas y piel
• Respiración dificultosa
• Ronquera
• Eritemas (erupciones cutáneas)
• Comezón
• Hipersensibilidades inespecíficas
• Nauseas, mareos y vértigos
• Dolor de cabeza
• Fatiga mental
• Elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados

En el caso de identificarnos con alguno de estos síntomas, es importante fijarnos si al estar fuera de este espacio siguen apareciendo dichos síndromes. En el caso de que suceda únicamente en un sitio determinado puede ser un indicio de la enfermedad.

El Instituto Nacional de Salud e Higiene (INSH) del Ministerio de Trabajo de España, a partir de las recomendaciones de la Comisión de las Comunidades Europeas, estableció una metodología de evaluación del Síndrome del Edificio Enfermo que se desarrolla en cuatro fases. En primer lugar, una investigación inicial de recogida de información. Luego se pasa a realizar una inspección más exhaustiva del edificio. La tercera fase se centra en medir la calidad del aire, el sistema de ventilación y climatización y otras posibles causas y, por último, se hace un examen médico de los ocupantes y se dan los resultados.

Según la OMS, una ventilación insuficiente es una de las causas más frecuentes de esta enfermedad. La vida urbana nos ha llevado a pasar gran parte de nuestro tiempo en espacios cerrados. Debemos, en este contexto, hacer hincapié en la salud de nuestros entornos, empezando por la oficina y nuestra casa, para prevenir el desarrollo de esta enfermedad y de otras.

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