¿Cómo influyen los materiales de construcción en la calidad del aire de tu vivienda?
Un edificio sostenible es aquel que es respetuoso con el medio ambiente y cuida, además, la salud de sus ocupantes. Para ello, una calidad del aire interior óptima es fundamental. ¿Sabías que uno de los focos más habituales de contaminación del aire interior de los edificios se encuentra en los propios materiales de construcción? Los materiales pueden emitir compuestos orgánicos volátiles (COV), además de radón, que pueden suponer una amenaza para la salud de los usuarios. Además de hacer especial hincapié en los materiales utilizados en la construcción de obra de nueva construcción y en obras de rehabilitación, la instalación de un sistema de ventilación adecuado es más que necesario para garantizar un aire interior saludable.
Materiales de construcción y COV
Las cada vez más exigentes normativas en materia de eficiencia energética hacen que los edificios que se construyen sean cada vez más herméticos. Si bien esto es positivo desde el punto de vista del ahorro energético, puede ser gravemente perjudicial para la salud de las personas. Por ello, un buen sistema de ventilación que asegure una correcta renovación de aire es indispensable.
Como hemos mencionado anteriormente, los propios materiales de construcción pueden ser fuente de contaminación bacteriológica, pues despiden a la atmósfera compuestos orgánicos volátiles, que van desde los alcoholes a los éteres de glicol. Dichos COV se encuentran en los barnices, las pinturas, las colas, los productos desinfectantes, los ambientadores, etc. Se estima que más de un 75 % de los compuestos orgánicos volátiles producen irritación de las mucosas y que una cuarta parte de ellos están directamente relacionados con procesos cancerígenos.
Otros focos de contaminación bacteriológica
En el aire interior que respiramos, además de las partículas contaminantes químicas, también podemos encontrar partículas microbiológicas. Dichas partículas pueden tener su origen en los equipos de calefacción, refrigeración y ventilación. En consecuencia, es fundamental disponer de un sistema de ventilación estanco que elimine el riesgo de acumulación de vapor de agua en su tendido de conductos. Hay que recordar que las condensaciones en el interior de los sistemas (ya sean de climatización o de ventilación) originan las condiciones idóneas para la proliferación de agentes microbiológicos que ponen en riesgo nuestra salud. Un mantenimiento adecuado de las instalaciones y una correcta higienización evitarán la proliferación de agentes microbacterianos responsables de multitud de problemas de salud. La contaminación bacteriológica también puede provenir de los propios usuarios, a través del CO2 que emiten los seres vivos mediante los procesos metabólicos (respiración).
La reproducción de estos contaminantes microbiológicos puede controlarse mediante la temperatura del aire, el índice de humedad relativa y la ventilación. Cabe recordar que un ambiente a baja temperatura y con un índice de humedad relativa elevado será el caldo de cultivo de microorganismos como el moho, y que un ambiente sometido a una temperatura elevada será el caldo de cultivo de la legionela.
Se trata de dotar a nuestro edificio de un buen sistema de ventilación mecánica controlada (con filtros HEPA de alta calidad) que asegure un aire limpio y libre de partículas contaminantes sin incrementar la demanda energética.
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