efecto chimenea fachada ventilada

Podríamos definir su uso como abrigar un edificio. Porque, en realidad, lo que se hace es colocar una enorme chaqueta a la estructura de un bloque de viviendas. En ello consta la fachada ventilada. Pero es su reacción lo que importa, ya que puede llegar a mantener cálidas las estancias en invierno y refrescar los hogares en verano. Es lo que se denomina efecto chimenea. Y es el gran éxito de estas cámaras de aire en los edificios.

La fachada ventilada es similar a la cubierta ventilada, solo que actúa en todo el edificio. Desde abajo hasta arriba. Y se considera como el mejor elemento de construcción para poder solucionar los problemas de malas temperaturas gracias al efecto chimenea.

La idea es implantar una fachada encima de la fachada, dejando un espacio entre una y otra. Como si fuera un abrigo. Esta chaqueta se suele crear en materiales como la cerámica, la piedra o la madera. La gran ventaja es que implanta una cámara de aire entre la antigua y la nueva piel, lo que hace como si fuera un abrigo en invierno. Retiene el calor y no deja pasar el frío. Porque crea ese efecto chimenea entre ambas capas, una fachada ventilada. Todo de manera natural.

En verano también tiene ventajas, ya que permite que corra el aire entre ambas capas y que ese aire cálido se expulse hacia el exterior. Y al final todo se traduce en un mayor ahorro energético. Soluciona el aislamiento y el efecto chimenea en fachadas ventiladas hace que desaparezcan otros problemas como la humedad.

Además, el mantenimiento de la fachada ventilada es sencillo. Incluso se limpia sola con la lluvia. Y su uso puede ser muy prolongado, según algunos expertos, dura para siempre si se mantiene en buen estado.

 

Funcionamiento del efecto chimenea en la fachada ventilada

 

Efecto chimenea cubierta ventilada

El efecto chimenea en la fachada ventilada es la respuesta al calentamiento de la capa exterior. La densidad del aire cambia respecto a la del exterior. Se produce un movimiento ascendente por convección natural, gracias a las diferencias de temperaturas.

En invierno crea ese efecto chimenea, al calentar el aire entre ambas capas y logrando que la estancia interior sea más cálida, lejos del frío del exterior. Todo ello se convierte en un ahorro sustancial del gasto energético.

Las ventajas de la fachada ventilada en verano también son notorias. Primero de todo, el golpe del sol en la fachada deja de existir, así que las estancias se calientan mucho menos. Pero también hace posible el efecto chimenea en la fachada ventilada que el aire se escape desde abajo hasta arriba, renovando el que queda dentro por uno más fresco.

Se estima que en verano se puede recortar el calor hasta en un 40% con la instalación de una fachada ventilada. Lo que nos lleva a los pros y contras de este tipo de fachadas:

  • Eliminan los problemas de humedades, el contacto directo del sol y sirven de coraza ante las intemperies.
  • El efecto chimenea hace que en verano y en invierno se necesiten menos sistemas artificiales de mantener las estancias a las temperaturas que nos resultan cómodas.
  • Son difíciles de poner y es un método costoso en comparación con otros. Mantener las ventanas o la visibilidad desde el interior es algo a trabajar. Para lograr el efecto chimenea en fachadas ventiladas es necesaria la actuación de profesionales.

Aun así, las fachadas ventiladas han resultado ser una de las mejores soluciones para combatir los cambios térmicos. Y se han convertido en la solución ideal para quienes quieren renovar un edificio.

Por ejemplo, en Navarra se ha popularizado a alto nivel el uso tanto de efecto chimenea en fachadas ventiladas como la opción más barata de implantar una capa de aire con capa exterior gracias al sistema SATE. Es mucho más barato. Y además algunos gobiernos autonómicos ofrecen subvención para ello.