¿Qué es la deshumidificación del aire y cómo la podemos hacer?
Todos estamos familiarizados con los problemas que ocasiona la sequedad del aire. Hablamos, por ejemplo, de la irritación de las vías respiratorias, el picor en los ojos o el enrojecimiento de la piel. Sin embargo, el exceso de humedad también es contraproducente para la salud y el confort dentro del hogar. Por ello, en esta ocasión, queremos hablar en profundidad sobre el proceso de deshumidificación.
¿En qué consiste la deshumidificación del aire?
La humedad relativa es el valor que solemos utilizar para medir la cantidad de agua presente en el ambiente. En concreto, este indicador, que se puede obtener mediante un higrómetro, determina el porcentaje de vapor de agua contenido en el aire a una cierta temperatura.
Lo que se hace mediante el proceso de deshumidificación es, fundamentalmente, eliminar parte del vapor de agua presente en el aire. El objetivo es mantener estable el porcentaje de humedad relativa dentro de los valores adecuados.
¿Cuál es su función?
Los expertos recomiendan que el nivel de humedad relativa dentro del hogar se sitúe siempre entre el 40 % y el 60 %. En caso de que se eleve por encima del valor más alto, podemos experimentar:
- Mayor sensación de frío o de calor, según la época del año.
- Aparición de moho en las paredes.
- Más posibilidades de sufrir reacciones alérgicas y asmáticas.
- Proliferación más rápida de bacterias y gérmenes.
- Deterioro prematuro de los muebles de madera.
La función del proceso de deshumidificación es, por tanto, evitar varios problemas relacionados con la higiene y el confort en casa.
¿Cuándo se debe hacer y cómo?
Conviene deshumidificar el ambiente una vez que la humedad relativa se eleva por encima del 60 %. No obstante, si en casa hay personas con alergias, enfermedades óseas o asma, es recomendable hacerlo cuando el porcentaje oscila entre el 50 % y el 55 %.
Para lograr la deshumidificación del ambiente, es aconsejable reducir la temperatura del agua durante la ducha, así como abrir las ventanas mientras cocinamos. También hay plantas que pueden ayudarnos en esta tarea, como es el caso de la hiedra inglesa, la palmera de salón o el lirio de la paz.
Ahora bien, la forma más rápida y efectiva de lograrlo es utilizando un deshumidificador.
¿Qué es un deshumidificador, para qué sirve y cuándo usarlo?
Un deshumidificador es un dispositivo eléctrico cuyo objetivo es reducir la presencia de agua en el aire de una estancia. En líneas generales, podemos diferenciar dos tipos:
- Descodificador con compresor. Absorben el aire de la estancia y, después, lo conducen hasta un condensador. En su interior es sometido a temperaturas muy bajas, lo que hace que el vapor se convierta en agua y se acumule en un depósito. Posteriormente, ese aire se calienta para ser expulsado a temperatura ambiente.
- Descodificador con gel de sílice u otros desecantes. Son más baratos, ya que no tienen compresor ni condensador. Sin embargo, son menos efectivos y exigen la compra de recambios periódicamente. Lo que hacen es dirigir el aire a un rotor desecante en el que la sílice, el carbón activo o cualquier otro material similar absorbe el exceso de humedad.
Lo aconsejable es que el deshumidificador esté vinculado a un higrómetro y al sistema de ventilación. De este modo, cuando la humedad relativa se eleve por encima del valor máximo recomendado, empezará a funcionar automáticamente. Sin duda, es lo más cómodo.
En definitiva, la deshumidificación es indispensable para garantizar la salubridad y el confort dentro del hogar. Por ello, te invitamos también a leer nuestro artículo sobre cómo conseguir el nivel de humedad ideal en casa. En él hay recogidos muchos trucos y consejos realmente útiles.
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