Cómo mejorar la calidad del aire con sondas, detectores y medidores
Históricamente siempre se ha pensado que, en nuestros hogares, lo mejor es abrir las ventanas y dejar que entre el aire fresco. Esto puede ser muy gratificante si se vive en un idílico entorno natural, al menos como una sensación particular para los que habitan la vivienda. Pero dejar que entre el viento de la calle no significa que por eso vayamos a mejorar o a controlar la calidad del aire en nuestras casas. Eso solo funcionará en caso de que no dispongamos de un sistema de ventilación adecuado.
En realidad, la mejor manera de respirar aire fresco y renovado es con un sistema de ventilación mecánico que filtre el aire del exterior. De esta manera, recibimos el aire fresco del exterior, pero limpio, y con una renovación constante ya que los sistemas de ventilación nunca dejan de funcionar. Abrir las ventanas es el remedio para los hogares que sufren de problemas de humedad o aire viciado y no disponen de soluciones de ventilación.
La calidad del aire en nuestro país, y sobre todo en las grandes ciudades, no es tan buena como para que lo mejor sea simplemente abrir las ventanas y dejar que se renueve la estancia. Por ejemplo, en Madrid y en Barcelona la contaminación está por encima de los límites que impone la Unión Europea.
Es por eso que, para controlar la calidad del aire, disponemos de ayudas que nos servirán para poder medir la calidad de lo que respiramos. Y así también poder tomar medidas oportunas, como son por ejemplo los sistemas de renovación de aire automáticos en caso de que se detecte una menor calidad.
Detectores de CO2 para controlar la calidad del aire
En zonas donde la polución sea mayor, como las principales capitales españolas y en zonas cercanas a avenidas donde el tráfico sea notable, el mayor problema al que nos enfrentamos es el dióxido de carbono. Un buen aliado para controlar el aire en interiores en dicha situación es el medidor de CO2.
Se trata de un dispositivo imprescindible para saber qué aire respiramos, un sensor a colocar normalmente en zonas de trabajo y oficinas que se conecta al sistema de ventilación, sobre todo porque el CO2 es mas habitual en lugares con fuerte presencia de personas. El medidor de CO2 se conecta al sistema de ventilación y lo regula en función del nivel de contaminación.
Pueden ser monozona o multizona, dependiendo siempre de la ocupación de los recintos a ventilar y de si se restringen a un área o no. En cualquier caso, se trata de un medio eficiente también para ahorrar en energía. El medidor de CO2 indicará al sistema de ventilación cuándo ha de renovar el aire y con qué potencia. Normalmente será en las horas de mayor ocupación, funcionando bajo mínimos la solución de ventilación en las jornadas de descanso.
Un tipo específico de medidores de CO2 son las sondas para medir la calidad del aire, como la de la foto a continuación.
Las sondas nos permiten controlar y evaluar la calidad del aire, y por supuesto los niveles de CO2. Se instalan también en conductos y en estancias, y funcionan muy bien junto a los sistemas de ventilación de doble flujo.
Además de las que miden la calidad del aire, existen sondas para medir la humedad. En estos casos, son aparatos de lectura utilizados en espacios interiores para controlar la humedad del aire y la temperatura. Las magnitudes medidas por el sensor de humedad se transforman en una señal eléctrica normalizada, cuya intensidad suele estar comprendida entre 4 y 20 mA. Pueden activar la renovación del aire según el nivel de humedad que detecten.
¿Qué más podemos utilizar para mejorar y controlar la calidad del aire en hogares y zonas de trabajo? Utilizar sensores de movimiento. En estos casos, se trata de dispositivos que funcionan perfectamente en zonas donde el paso de personas sea desigual según el momento.
Por ejemplo, en un baño, cuando queremos que se encienda el extractor de aire podemos contar con sensores de movimiento para accionar su uso solo en momentos determinados. Normalmente, los extractores se activan con la luz o mediante un temporizador, pero ambos sistemas son menos eficientes que los sensores.
De cara a una mejor ventilación, contar con sensores de movimiento es una gran ventaja que nos permite potenciar el caudal y el flujo en función de la gente que esté en cada momento. Y no solo en el caso de los baños, sino que pueden usarse en estancias y oficinas.
¿Qué solución es la mejor de todas? Sin duda, una instalación integral que tenga en cuenta todos estos aspectos. Por ejemplo, instalar medidores de CO2 y sondas para saber cuál es el estado del aire en todo momento. Y sensores para que el sistema de ventilación pueda ajustar mejor si hay un paso de personas y renovar el aire en esos casos.
De cara a los mejores sistemas de ventilación para ello, los de doble flujo son los más eficientes. Tienen dos sentidos de ventilación, un de extracción y otro de introducción del aire del exterior. Funcionan en combinación con filtros de aire que permiten que el aire nos llegue limpio pese a existir impurezas y contaminantes en la calle. Porque para mejorar y controlar la calidad del aire que respiramos no necesitamos abrir las ventanas, sino tener una buena corriente de aire limpio.
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